Una característica principal es el uso de cebada malteada y sin maltear, a diferencia del Single Malt donde toda la cebada está malteada. En ocasiones se añaden otros cereales en pequeña proporción como maíz crudo para enriquecer el contenido obteniendo whiskies con más cuerpo y matices. La destilación continua asegura la obtención de alcohol regular, enfriando cuando ya se ha alcanzado el grado deseado.
Estas marcas de whisky irlandés disponen de alambiques de destilación discontinua, destilando el whisky por lotes. Este tipo de alambique destila el contenido dos o tres veces, en la primera destilación se obtienen solo entre 20 y 30 grados alcohólicos. Las destilaciones posteriores suben el grado, refinando el destilado y desechando muchos esteres que provienen de la fermentación.